26/02/2016

Llevo unos días diciéndome hoy voy a escuchar Tom Waits todo el día. Pero no lo hago, porque es tan intenso, que me saca de lo que esté haciendo.

Esta mañana Radio Clásica ha puesto Kentucky Avenue mientras iba conduciendo. He tardado un minuto entero en poder salir del coche después de terminar la canción y de apagar el motor. Tom Waits, uf, cómo pegas, man.

Y después, a ratos durante el día, he ido escuchando versiones del Hallelujah. La mejor de todas, de alguien de quien no recuerdo el nombre y a quien soy incapaz de encontrar de nuevo por más que he buscado, cantada sólo con guitarra acústica en una sala donde el público estaba sentado alrededor de grandes mesas redondas. Finalmente he puesto a Leonard Cohen y me ha dado un latigazo aag!!! No hay onomatopeya precisa para contar cómo me he echado hacia atrás de repente en la silla, como despedido por los altavoces del ordenador, cómo me he frotado los ojos y la frente despacio y con fuerza como para repartir la acumulación de belleza que la garganta de ese hombre ha creado para mí.

Halle-luu-jah…. Halle-luu-jah…..